La logística integral busca resolver el paradigma de la efectividad de la cadena de suministro en un entorno de operaciones multicanal donde el aumento de la eficiencia, la mejora del servicio al cliente, el incremento de las ventas y el fortalecimiento de las relaciones entre socios de la cadena sean una realidad. Para lograrlo, parte de un enfoque holístico del supply chain, que propone una visión de sistema único, en vez de una consecución de áreas con responsabilidades divididas. Esta perspectiva incide en la importancia de la búsqueda conjunta del logro de las metas empresariales, la interrelación efectiva de las diferentes funciones de la empresa y el análisis transversal que garantice el flujo de comunicación adecuado.
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Logística integral: el presente de las operaciones y el futuro de la cadena
En realidad, la evolución hacia el modelo de logística integral es un fenómeno natural, impulsado por la globalización, la mayor exigencia en materia de calidad de los productos y servicios y la proliferación de nuevas tecnologías que implican un mejor, más fácil y más económico acceso a la información. Esta nueva configuración del entorno de la cadena de suministro obliga a buscar fórmulas de gestión más sencillas, promotoras de fluidez en las operaciones, en vez de generadoras de problemas, limitaciones y barreras.
La logística integral es:
Flexible, en contraposición a la rigidez de las fórmulas logísticas pasadas.
Más ágil, para adaptarse al dinamismo del mercado actual.
Efectiva, reduciendo los tiempos de respuesta y minimizando las pausas.
Innovadora, por eso busca soluciones, aprovecha oportunidades y extrae todo el valor de sus recursos.
Desde esta perspectiva consigue optimizar el flujo de bienes y servicios desde el punto de origen al de consumo, ocupándose de:
1. Sincronizar los movimientos de venta y abastecimiento.
2. Tener en cuenta a los proveedores, fabricantes y distribuidores.
3. Entender las necesidades, hábitos y tendencias de la demanda que definen los ciclos de compra.
Con el objetivo de ahorro en costes, la logística integral bien gestionada consigue el difícil equilibrio que permite alcanzar esa meta sin que la calidad en productos y servicios o el nivel de servicio al cliente se vean afectados. Pero, a pesar de que sus beneficios, no sólo para la cadena de suministro, sino para la organización en conjunto están claros, muchas compañías tienen dudas acerca de cómo plantear o implementar un sistema de logística integral.
Implementación de un sistema de logística integral
Para lograr una gestión optimizada de la cadena de suministro la logística integral ha de abordarse en lo relativo a:
A/ Actividades: aprovisionamiento, producción, transporte, inventario y función de almacén.
B/ Espacios físicos: fábricas, almacenes, centros de distribución, ubicación de proveedores y clientes.
C/ Planificación: a nivel estratégico, táctico y operativo en cada empresa y a nivel global, de todas las que componen el supply chain.
Esta integración se debe comenzar a nivel puramente comunicacional, como un primer estadio de intercambio de documentación e información, para extenderse posteriormente hacia la función de planificación, hasta llegar a abarcar incluso los aspectos financieros (inversiones, beneficios). La logística integral es una fuente de ventaja competitiva pero debe basarse en relaciones coordinadas, beneficiosas para todas las partes involucradas, basadas en la motivación colaborativa y consensuadas en cuanto a objetivos.
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